Lunes 26 de febrero 2018, después del día anterior correr 42 Km, las piernas están preparadas para un paseo por la ciudad. Desayunamos en nuestro apartamento con tranquilidad, nos ponemos guapos para salir bien en las fotos y al bajar las escaleras… ¡ay, ay! Nuestras piernas no están preparadas para subir y bajar escaleras… Aún así eso no nos impide continuar, bajamos haciendo un homenaje al gran maestro Chiquito de la Calzada «no puedorrr» y empezamos nuestra ruta por la preciosa ciudad de Sevilla.
Visitas por Sevilla
Nos acercamos al Metropol Parasol o también conocido como las Setas de Sevilla, la entrada situada en el sótano, como para entrar en el museo del antiquarium, vale 3 € y te dan una consumición para una cafetería de la plaza, así que no perdemos más tiempo y subimos al ascensor para disfrutar de las vistas del mirador. Una vez arriba hay una pasarela con algunos escalones, que nos machacan las piernas. Pero las vistas merecen la pena, sorprende que es una ciudad sin edificios excesivamente altos. Pasamos un rato admirando las vistas y nos ponemos en marcha dirección la catedral. Vamos paseando por las calles y nos sigue sorprendiendo que no hay ese barullo típico de las grandes ciudades, lo cual ameniza el paseo.
Al llegar a la zona de la catedral alucinamos con la cantidad de turistas que hay, la larga cola para visitar su interior y aunque si podemos andar, pensamos que no estamos preparados para aguantar más de una hora de pie. Aún así nos cautiva la Catedral por fuera, con su Giralda, y el Archivo de Indias. Recordar que estos tres edificios son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La zona es preciosa y se respira la grandeza que tuvo Sevilla antaño, ahora repleta de turistas y de carruajes de caballos en busca de clientes. Apetece hacer mil fotos y cuándo en la pantalla del móvil no cabe el edificio o no ves esa belleza que ven tus ojos directamente es cuándo piensas que hay que hacer un curso de fotografía… Si aquí hay turistas no queremos ni pensar en lo que habíamos leído que era lo más visitado, el Real Alcázar de Sevilla, así es, había una cola inmensa, incluso había cola para los que tenían entrada reservada por internet con hora fijada. Nos quedamos con las ganas y lo anotamos en el cuaderno de lugares pendientes.
Seguimos paseando por Sevilla
Decidimos continuar nuestro paseo dirección a la Plaza de España que es el lugar más alejado del centro, eso sí no podemos olvidar que después de correr un maratón hay que recuperar líquidos y nos sentimos con el deber de realizar una parada técnica para un avituallamiento fresquito. Y que no nos fallen las energías. Ahora ya estamos preparados para llegar a la Plaza de España y es casi mediodía, como pica el sol, y eso que es febrero, no queremos ni pensar en verano… La Plaza de España es increíble, muy grande, muy bonita y nos viene a la mente nuestro lado friki y recordamos el planeta Naboo en Star Wars.
No podemos evitar fotografiarnos cada uno en nuestra provincia, típica foto que mandamos enseguida por WhatsApp a nuestros familiares. Siempre sale ese punto orgulloso de nuestros orígenes. Damos la vuelta a toda la plaza y nos enamoramos de su inmensidad y solemnidad. No podemos resistirnos a hacer fotos. Pero ya es hora de comer y queremos llegar para tapear al barrio de Triana así que nos ponemos en marcha.
De camino pasamos por la Torre del Oro y por supuesto más fotos, llegamos a Triana y tapeamos un poco en la calle San Jacinto donde hay muchas terrazas todas con muy buena pinta y mucha gente, justo al acabar de comer el tiempo cambia rápidamente, aparecen unas nubes no sabemos de dónde y nos empieza a llover, al levantarnos de las terrazas, con estómago lleno, las piernas nos recuerdan que el día anterior hicieron un esfuerzo para el que llevaban más de seis meses entrenando así que la decisión más sabia y más típica era fácil, ir al apartamento y hacer una siesta como toca…
Después de la siesta
Dormimos un montón, la verdad es que nuestros cuerpos necesitaban descansar. Ya por la noche salimos a comer algo en los alrededores del apartamento, y estábamos tan cansados que no hicimos ni fotos, pero las cervecitas no las perdonamos. Tapear por Sevilla es una maravilla!!