2 de abril de 2019
Último de día de viaje en Bruselas
Hoy es el último día de viaje en Bruselas, todo lo bueno se acaba y por la tarde ya volvemos a casa. Pero aún así no estamos tristes, ya que en la agenda del día tenemos un plan apasionante para nuestro último día de viaje en Bruselas. Por supuesto, como todos estos días empezamos en nuestro apartamento de Airbnb, con todos los hábitos mañaneros de desayuno e higiene. Pero hoy, ya tenemos que cambiar un poco los planes, como es nuestro último día de viaje en Bruselas. Tenemos que dejar el apartamento antes de las 12:00 y nuestro avión no despega hasta las 18:40, así que hay que solucionar el problema de dejar el equipaje en un lugar seguro para no ir paseando con él todo el día. Encontramos una solución sencilla que nos permitirá disfrutar al máximo de nuestro último día de viaje en Bruselas.
En la estación central de tren hay consignas de varios tamaños, nosotros elegimos la más grande ya que nos caben las tres maletas de mano sin ningún problema. Por el precio de 5,50€ solucionamos el tema de las maletas hasta la hora de ir hacia el aeropuerto. Hicimos lo mismo el primer día de viaje a Bruselas. Ahora libres de equipaje ya estamos preparados para disfrutar de nuestro último día de viaje en Bruselas. Así que salimos de la estación de tren y justo en la puerta hay una parada de autobús con máquina expendedora de billetes.
Parlamento Europeo
Varias líneas de autobuses realizan la ruta que nos lleva hasta la zona del Parlamento. Así que el primero que llega, es el que tomamos. En unos 15 minutos estamos en la zona del Parlamento Europeo. El primer edificio que nos encontramos es una oficina de atención al visitante. Así que entramos para ver que podemos visitar, nos atienden muy amablemente y nos explican que la visita del al Parlamento es gratuita, que además a estas horas de la mañana no suele haber mucha gente y que la recomienda mucho. Así que allí que vamos. Delante de la puerta hay un trozo del muro de Berlín que nos llama la atención. Para entrar pasamos un control de seguridad y nos piden la documentación. Los ciudadanos de la UE tienen la entrada gratuita. Nos indican que nos acerquemos al mostrador donde nos darán las guías audiovisuales totalmente gratis. Otra vez, muy amablemente nos explican que ver, por dónde empezar y el funcionamiento de la audioguía.
Así que ya todo preparado empezamos a visitar el corazón de Europa, ¡nunca mejor dicho! Al principio hay una exposición que va explicando la historia de la Unión, los países que forman parte y datos de idiomas, población etc.
Luego hay otra parte que se centra mucho en la democracia, el poder que en teoría tenemos todos los ciudadanos con nuestro voto. Y explica que la gran mayoría de las leyes de cada país se deciden en Europa, ya que hay muchas leyes de carácter europeo.
La cámara de Eurodiputados
La visita acaba en el Parlamento en si, la cámara donde se realizan las sesiones y donde los eurodiputados deciden nuestras leyes. Explican el espectacular trabajo que hace el personal de traducción, ya que en el parlamento se hablan 17 idiomas y cuando uno habla siempre se traduce a los otros 16, que eso eran alrededor de 500 combinaciones, todo en simultáneo y que además es un lenguaje específico según los temas que se debaten ese día. Un trabajo fascinante para que la maquinaria europea no pare de funcionar. La curiosidad es que el personal no habla todos los idiomas, sólo están obligados a conocer francés, alemán, inglés y español. De forma que para traducir por ejemplo del sueco al croata, uno traduce del sueco al alemán y otro escucha al alemán y lo va traduciendo al croata. Un trabajo fascinante que la puede liar mucho!!!
En total, entre la información inicial, el control de entrada y la visita habremos estado unas dos horas. Pero ya os decimos que lo recomendamos totalmente, que es una visita fascinante para realizar en Bruselas.
Regreso al centro de Bruselas
Salimos de esta visita Europea y volvemos al centro de Bruselas, como siempre volvemos a pasar por la Grand Place, todavía nos fascina como la primera vez, es maravillosa y por supuesto no podemos evitar hacer más fotos. Es ya la hora de comer y Carlota que es muy fan del sushi (más que su hermano Guillem que en Munich también nos pidió sushi) ya nos había elegido el restaurante Kabuki. Es un buffet libre de sushi espectacular con dos trenes que no paran de pasar por delante y coges los platos que quieres. 
Eso sí en fin de semana el precio es bastante caro unos 25€ por persona, por eso esperamos para comer aquí hoy, ya que entre semana a mediodía el precio es de 15€. Como muy fans del sushi que somos los tres, comemos muchísimo, está delicioso y eso que no hay ni que levantarse es una maravilla.
Camino al aeropuerto de Bruselas
Con el estómago llenísimo nos ponemos en marcha para ir hacia el aeropuerto de Bruselas. Por supuesto primero recoger las maletas de la consigna y tenemos un pequeño problema la máquina no lee el código de barras de nuestro recibo, nos acercamos a las taquillas y enseguida un empleado muy amable viene y nos abre nuestra taquilla. Tenemos los billetes de tren que compramos el día de nuestra llegada, así que directamente subimos al tren para que en unos 30 minutos nos lleve al aeropuerto de Bruselas Zaventem. Por un momento nos planteamos regresar a Barcelona en el cohete de Tintín, pero no lo vemos muy claro así que solo nos hacemos una foto y vamos a nuestra puerta de embarque de nuestro vuelo de Ryanair. Siguiendo nuestros propios consejos respecto a las compañías low cost, no tenemos ningún problema en el embarque y en el vuelo va todo según lo planeado.
A la hora prevista aterrizamos en la terminal 2 del aeropuerto de Barcelona el Prat, vamos al aparcamiento a recoger nuestro coche y ahora si es el fin de nuestras vacaciones. Nos falta conducir un poco hasta llegar a casa, pero a descansar en nuestra cama que hay que trabajar al día siguiente y pensar en los próximos viajes porqué necesitamos viajar.
